Albur de los Conjurados

A Gustavo Pereira

Brillaba en medio del cerro

nuestros hombres se distinguían
como aves

Alejándose

Un aura de dignidad
cubría esos precipicios:

Desde este país coronado
añoramos el fervor
del ofendido

Gritaba
¡ALTO QUIÉN VIVE!

y un coro de pájaros muertos resurgían
de sus cenizas
Abatidos
sin alas contra los aires

A la diestra
del oprobio
resignados a un nuevo rencor