Fogata al borde del cielo 

A Fidel Castro

Señor, cuántos murieron
atrapados sin retorno
en los barrancos

Por qué la muerte
no discrimina
su furia incendiaria

Los niños del infortunio
son flores secas
de un paraíso

que pugna
por no marchitarse.

II

Ellos
junto a los misioneros
revolucionarios
y los montañeses
y las mujeres con sus cicatrices
y el ganado pastando
a la orilla de las carreteras
y los mercaderes
en medio
de los poblados
derrumbándose

III

y la camioneta
como una serpiente
bajando y subiendo
montañas
abismos
pendientes que
caen
ululantes
mas allá del sonido
espectral

IV

de los ríos
atormentados
del Himalaya
centinelas nocturnos
de dos hombres
arrodillados
suplicantes
y entregados
al breve incendio
que los desvanece
en medio de la suprema inmensidad